:: Café Parque Bicentenario ::

Era medio día y el calor estaba tan intenso que si colocabas tu palma de la mano extendida sobre tu cabeza, podías sentir lo caliente de ésta última. Había caminado un buen rato sin rumbo ni dirección, pero algo me hizo llegar al cruce de centrales, entré al parque bicentenario y me acomodé en un lugar donde pudiera ganar un poco de sombra y así hacerle frente a las temperaturas que se veían de un humor explosivo.

Mi mirada estaba algo cansada, los ojos semiabiertos se concentraban en juzgar el aspecto de mis agujetas y para nada ponían atención en otra cosa. Permanecí sentado ahí un rato con la fortaleza de un asno después de cargar decenas de costales, hasta que mi mirada se levantaba poco a poco y un sonido celestial a lo lejos venía acercándose…

En frente de mí, se encontraba el Café Parque Bicentenario, ese café que adecuaron para satisfacer nuestros antojos y que en ese instante era la metáfora de un oasis en medio del desierto parque. Me dirigí a su interior hipnotizado y casi casi con ambos brazos hacia el frente (has de cuenta que estabas viendo a una momia caminar en una típica escena de persecución de las películas de “El enmascarado de plata”).

Entré y vi a algunas personas comprando aguas frescas, helados, paletas y demás postres fríos; no me aguanté las ganas y con júbilo exclamé preguntando a la joven que atendía:

— ¡¿Vende café “Express”?!
— Sí.
— Me da uno por favor.

Después de prepararlo con sumo esmero y cuidado, y vigilada por mi mirada cautelosa y paranoica, me dijo:

— ¿Cuántos sobrecitos de azúcar?
— Sin azúcar, así está bien; gracias.

Me lo entregó y me fui a sentar a una de las mesas que están rodeando el café.

Ahí reparé en el hecho de que este café (el establecimiento) no es precisamente como los demás, sino que fue planeado de tal manera que apoyara a las causas nobles que nuestro gobierno tanto ha mencionado. Alguien me dijo que una parte de lo que gana este café se destina al apoyo del DIF, espero que sea cierto; es una forma bastante ingeniosa de apoyar las buenas causas, aunque siempre exista el riesgo de la mentira y la farsa por parte de nuestro gobierno (y no es que lo diga yo, pero así es…). De todas formas, espero haber apoyado mínimamente con los dos expresos que bebí…

Durante las noches se ve más gente ocupando las mesas, supongo que la vista nocturna al estar sentado en tales puntos brinda una perspectiva muy diferente a la que la demás gente, que se dedica a caminar, puede tener… Habría que comprobar tal suposición…¿No?