Interrumpimos este programa cronológico del tour por Oaxaca (y eso que el siguiente destino Oaxaqueño ha sido mi favorito, tanto que quedarán impresionados cual estatuas, pero esta mención se antepone por relevancia emocional) para dar una nota especial… Ajusten sus cámaras y enfoquen con el alma que apenas el sábado ocurrió una aventura como pocas he vivido: No se trataba tanto de la cámara, o de los paisajes, o por lo menos no tanto; se trataba de convivir con otras almas que, atrapadas en sendos cuerpos mortales, han buscado exprimir su paso por esta vida y colocar tan efímero camino en una imagen el sentir de un momento, de un pensamiento, de una ilusión…
Habíamos quedado de vernos a las 5:45 a.m. frente a cierto café conocido del parque Bicentenario, omitiré su nombre para no meter un gol comercial =P! Ya que estábamos todos frente al café “Los Ángeles” (Ups! Jeje) y habiendo llegado el equipo de fotoviajeros (además del transporte, claro) nos dirigimos hacia la finca Argovia. Se suponía que éramos más viajeros los que ya habíamos confirmado la asistencia, al final sólo éramos 10 (un excelente número) y la líder. Entonces, haciendo un total de 11 personas dispuestas a gastar baterías y energía física para obtener fotos inigualables, la aventura había dado inicio apenas el transporte se puso en marcha…
Llegamos a las 08:00 de la mañana, nos detuvimos en frente de la casa principal de la finca, y luego de algunas indicaciones de nuestra líder nos bajamos del vehículo, subimos un momento al restaurante para programar el desayuno y momentos después salimos cuesta abajo a tomar el tour de las flores. No habrán pasado ni cinco minutos desde que nuestro guía del tour de las flores nos saludó, cuando ya se dejaban ver las primeras intenciones de capturas los escenarios naturales verdes que resguardaban dentro de sí flores de diversos colores, tamaños y formas; las cámaras empezaron a brotar apenas se hizo contacto con la filtración de luz solar entre la vegetación aledaña a la finca.
Y el paso se alentó, y cada quien veía y observaba una escena en cualquier rincón disponible a nuestra vista, y con suma dedicación la impregnaba con el obturador.
Fue entonces cuando empecé a notar nuestra similitud por buscar las mejores composiciones de escenarios, y a la vez la posible diferencia entre lo que consideramos para integrar en los mismos. Al final, la diversidad de estilos, de técnicas de fotografiar, la variabilidad de decidir qué tomar y qué no, e incluso la calma y paciencia con que cada uno procede con la cámara, es lo que hacía de esta experiencia algo tan complementario y tan especial, el ver personas que están conectadas de esta forma es emocionante y a la vez muy alentador.
Y entre tanto, mientras cada uno se procuraba en su espacio y en su ritmo, avanzábamos por el tour de las flores, llegamos a observar algunas variedades de la temporada tanto al aire libre como en viveros especializados, la gama de color que proyectan las flores ayudó mucho a obtener composiciones increíbles.
También de paso pudimos apreciar lo que es un módulo de lombricultura, había escuchado de esto ya, pero pensé que no habría alguien más que aplicara este paradigma. Es una gran forma de sustento a las plantas, con calma les hablaré de ello mucho después…
Dos horas invertimos en el paseo de las flores, era el doble de lo programado, pero al final nos tuvieron paciencia y nosotros tiempo suficiente para disfrutar del paisaje y tomar algunas fotos. Serían cerca de las 10:00 de la mañana cuando estábamos ya de regreso en el restaurante para el desayuno; momento que aprovechamos para presentarnos ya que la mayoría de las personas no se conocía entre sí. En resumen, el equipo se conformó por la siguiente lista: Dilubi, Edgar, Eunice, Carlos, Mauricio, Isaí, Elmer, Auri, Eduardo y la líder Judith.
En lo que desayunábamos aprovechamos a presentarnos y dar una breve referencia de nosotros, así pude aprender un poco más de cada uno de ellos y también observar sus cualidades, además de tener una noción de la formación y de los orígenes fotográficos que los han marcado para seguir gustando de este arte tan maravilloso.
Luego de desayunar, proseguimos con la caminata, a conocer algunos puntos importantes en la finca; el primero de ellos fue la jaula de los pavos reales.
El segundo punto, fue una de las cabañas del sistema que mantiene la finca; aquel de los concursantes que presente sus 3 mejores fotografías (cosa muy difícil) y éstas resulten electas, se hará acreedor a una noche gratis en una de las cabañas. Este es un gran aliciente, alimenta el motivarte para sacar buenas fotos, pero ya el hecho mismo de estar en la finca con los fotoviajeros compartiendo ese viaje y esa experiencia, te convierte en un ganador.
Otro punto interesante es el mirador que te permite apreciar las faldas del Tacaná, y ver cómo a lo lejos, en medio de lo verde y bajo el manto de niebla, surge una cascada…Me pregunto cómo se llamará y cómo se llegará a ella…
Seguimos pues, por los caminos paradisíacos de la finca, buscando colores, formas y texturas. Y nuevamente regresamos a descansar un poco a la casa principal, ahí pude apreciar lo que es la zona del bar. Para finalizar este viaje fuimos a ver algunos reptiles y aves localizados en una zona lateral a la casa principal. Ahí puedes encontrar una iguana bastante simpática, en otra jaula a un cocodrilo, y en otra más unas “cotorritas australianas”, debo mencionar que lo que me gustó más de este conjunto de animales, fue la iguana.
Después de ver estas jaulas caminamos de regreso a la casa principal; cuando dieron las 02:30 p.m. ya estábamos listos para partir. Ya cansados, sucios y un poco sedientos, abordamos nuevamente el transporte y regresamos a Tapachula. Al llegar se nos dieron nuevas indicaciones y nos despedimos hasta nuevo aviso, cada quien aguardaba pronto llegar a casa para la revisión de las fotos tomadas…
Personalmente carecía de tiempo, y es que tuve que hacer selección y eliminación, al final sólo me quedé con la tercera parte del total, y ya este conjunto pasaría al post-procesado para luego subirlas a flickr (otro ratote más) y así poder enlazarlas al momento de redactar este post.
Pero finalmente lo he realizado, y reitero nuevamente mi agradecimiento a la líder, quien organizó todo esto y sigue organizando algunas cosas más aún de este viaje, a la persona de la finca que también hizo posible este viaje (Bruno Gieseman), y por supuesto a mis compañeros fotoviajeros también mi admiración, deseo encontrarme con ustedes en un futuro no muy lejano para seguir compartiendo el enorme placer de dibujar con luz…
Con gusto, les comparto la galería:
2 comentarios:
Agachaditos tomando la foto parecía que estaban defecando en el monte jajajajaja.
Saludos!
:D
..:: Shinji Ikari ::..:
Jajajajaja! Te pasas, pero estoy seguro que así mismo te habrías visto vos si hubieras ido jejeje!
Saludos!
Gracias por tu comentario XD!
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