Domingo, 24 de marzo. El viento, pese a chocar con el vehículo a una velocidad considerable, era bastante cálido ¿Será que el Sol hacía de las suyas o simplemente es el desbordamiento cálido del recibimiento de esta tierra bendita? Que se escriba en piedra, que aún tengo mis dudas respecto a ello. Aunque pudo haber sido de ambas cosas, porque mientras el calor se dejaba sentir de lleno, los paisajes ni tardos ni perezosos se aparecían ante nosotros tanto que tenía que calibrar bien el pulso para no dejar escapar ninguno.
A la lejanía, de repente, reapareció esa mancha cristalina color aguamarina que había visto hace un par de días atrás; Era ni más ni menos que el reencuentro con este trozo azul a mitad del camino entre los cerros que vilmente le escondían de la apreciación a varios kilómetros de distancia; gracias al cielo estos señores altos y bien plantados tuvieron un poco de indulgencia con este viajero y le mostraron que no siempre permanece cubierto a la vista la fresca y revitalizante presa de San Francisco Yosocuta; o Yosocuta, para los más confianzudos pues.
Cerca de 12 kilómetros antes de llegar a Huajuapan, tuve la oportunidad de ser beneficiado con una escala a sus puertas, y entrar a donde termina el suelo y se besa con el agua, ahí en donde, en medio de una superficie arenosa y acuosa, agua y tierra guardan sus pasionales secretos tan aferradamente que ningún mortal podrá desvelarlos por mucho que permanezca espiándolos. Así que desanimémonos de una buena vez con eso, y mejor mojémonos los pies...
Yosocuta es un hermoso poblado en la región
mixteca muy conocido por su presa de almacenamiento. En 1976 se creó la unidad
de producción de crías de las especies de lobina negra, tilapia, mojarra y
carpa de Israel. Ya que la presa es el atractivo principal, cabe mencionar que
tiene una capacidad de 47 millones de metros cúbicos (para no andarse quejando del calor como su servilleta); en los
meses de septiembre y octubre se llevan a cabo los torneos de pesca deportiva,
organizados por la Dirección General de pesca y la Dirección General de
Promoción Turística. El lugar cuenta con un parador turístico que incluye
restaurante con sanitarios públicos, área para acampar, 3 cabañas con los
servicios básicos y estacionamiento. Hay también lanchas que se encuentran a
disposición de quien desee alquilarlas para practicar pesca deportiva o dar
paseos por la presa y visitar la isla grande, la islita, y la cortina donde
termina la presa; también es posible visitar el lugar donde habita un
cocodrilo.
Y me pregunto yo… Con este breve pero envidiable
currículum ¿A quién no le da ganas de conocerla?
Con gusto, te comparto la galería:
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2 comentarios:
La semana santa del 2018 voy a visitar esa presa
Anónimo:
Espero le hayas podido visitar :)
Gracias por tu comentario :)
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