Jueves, 25 de Agosto de 2016. En estos
meses en que la Vía Láctea se hace visible a buena hora, hay que lidiar muchas
veces con los cielos nocturnos nublados. Se lidia bastante tanto en la ciudad
como en la montaña o la playa, y es que estamos en época de lluvias y por es
bastante común este tipo de situaciones.
Sin embargo, de todas esas veces hay unas muy contadas (y hasta eso por breves minutos), en las que el cielo se despeja y permite ser visto casi por completo; si a esto le sumas que suceda a una buena hora y exista casi nula contaminación lumínica, y además de ello llevas el equipo fotográfico necesario, entonces puedes considerarte afortunado.
Tuve la fortuna de ir a Playa Linda a la
casa "Brisas del Pacífico", y aunque la cámara iba por mera costumbre,
nunca pensé que las condiciones se fueran a dar como para tener el tiempo de
apreciar desde ahí la Vía Láctea. Pero pasó de repente que sin mucho
detenimiento, mientras veíamos el cielo notamos que 3 cuerpos celestes intensos casi en zenit destacaban en
el cielo (Saturno, Marte y Antares) por lo que apagamos las luces para apreciar
mejor la bóveda celeste; entonces nos dimos cuenta que la bruma blanca que atraviesa el cielo estaba presente.
Sin pensarlo dos veces tomé la cámara,
improvisé un estabilizador con un coco (pues no llevé Tripié) y apunte al
cielo... Y pese al picoteo del césped y de los zancudos; el estar con en esa
oscuridad abajo, con esas luces estelares arriba, con las luciérnagas
paseándose oyendo la mar y su estruendoso arrullo, y una que otra estrella
fugaz surcando el cielo, todo eso, el estar ahí, fue mágico y breve... Antes que que nuevamente se nublara el cielo... Justo lo necesario para sentirme muy afortunado.
Ahora, cada vez que regrese, no
olvidaré llevar el Tripié...