:: En el parque... ::

Ayer tuve que acompañar a Xo al parque a un encuentro que tuvimos con el joven que con el frente de su auto (y -concluido últimamente- por culpa del famoso “punto ciego”) hizo los rayoncitos que en la entrada anterior he mostrado.

Siempre he sido de esas personas que cargan la cámara por si se presenta alguna cosa o situación (claro, siempre que haya comprado pilas AA porque todavía mis cámaras usan de esas) de la cual pudiese ser necesario mantener un recuerdo; y esta vez tan sólo observé ciertas “cotidianidades” estando en el parque…

Todo esto ocurrió antes de las 11:00 a.m. (ver la hora en la foto de la casa de la cultura); nosotros llegamos un poco temprano para “cachar” lugar cerca para estacionarnos (creo que eso es bastante común en las zonas céntricas de cualquier lugar en una “hora pico”) y pude, después de varias semanas; apreciar nuevamente lo hermoso del parque tapachulteco.

De entrada, ya noté que pintaron la iglesia y la casa de la cultura (antes eran de color rosado, pero no sé cuándo les cambiaron el color a amarillo); además, la fuente estaba en su hora feliz, ya que estaba a todo lo que daba, salpicando a cualquier que pasara a su alrededor.

Algo sí me llamó mucho la atención…

Es bien sabido que, desde hace muchos años, aquí en Tapachula (y, supongo que en otros lugares también) existe la tradición de “Los marimberos”, que son grupos de 2 a 5 personas (la mayoría señores) que se dedican a cargar sus instrumentos (Marimba, Batería, Saxofón, Güiro…) y a ejecutarlos a lo largo y ancho de las calles de la ciudad, solicitando una cooperación voluntaria de a como podamos; y complaciendo peticiones por cierta suma monetaria (los precios varían, dependiendo la agrupación). Ellos llevan el folclor musical de la marimba a todos los espacios de la ciudad, y se les puede observar por doquier. La cultura de la marimba permanece vigente (aunque no lo parezca a detalle) gracias a tradiciones como ésta y a la música que transmiten.

Algo que no es muy común ver (o a menos que de plano yo no salga mucho, lo que es más que la pura verdad) es ver bailar a la gente con esta música. No es que no se pueda bailar, sino que generalmente la música está dirigida para ser escuchada mientras caminas por la cuadra o te tomas un café en un día lluvioso.

En ocasiones especiales, salían “los diablitos” (creo que en Semana Santa) junto con una marimba ambulante y ellos sí se ponían a bailar entre ellos (con disfraces de demonios, brujas, espectro y cosas similares) mientras la marimba sonaba a todo lo que daba, al mismo tiempo que te pedían una cooperación a las puertas de tu casa. Esta tradición sí veo que se está perdiendo poco a poco, ya casi no muy se ven; y cuando se ven, ya no es con la misma gracia (comicidad, relajo) que solían observarse durante sus salidas.

Pero lo que sí ví, no eran precisamente dos diablitos… Más bien un par de cómicos (medio hasta las chanclas claro) representar coreografías extrañas con música que tocaban los marimberos.

Cuando terminó una canción, el grupo tomó sus instrumentos y se dirigió a otro punto del parque (como a 10 mts. de distancia) para seguir tocando. Es lógico pensar que no a mucha gente le inspire confianza ver a dos “bolitos” danzando, lo que provoca que no puedan cooperar para la causa tranquilamente, y esto afecta a los intereses económicos de los marimberos…

¿Y no fue uno de los “bolitos” a seguirlos? Ahí iba, tras ellos, dejando a su compañero atrás (que al haberse cansado, mejor se quedó sentado bajo la sombra de un laurel) y bailando como antes lo había hecho. Fue divertido, sin duda alguna atrajo espectadores; y lo mejor de todo, es que todo siguió tranquilo, se ve que era un “bolo” decente…