El atardecer caía mientras íbamos en taxi por carretera hacia el pueblo, los matices cambiaron gradualmente de ese azul vivo a un tono gris melancólico que sólo diciembre puede mostrar. El clima también cambiaba, se intensificaba el frío conforme la hora progresaba y en conjunto se transformaba el paisaje.
No es que no lo hubiera visto antes, pero ya tenía algunos años que no llegábamos al pueblo por la carretera de Huajuapan. Cambió muy poco en este tiempo, eso o es simplemente que la oscuridad no me permitía más que distinguir unas pocas cosas como las lejanas luces caseras; las siluetas de algunos sabinos y grandes pirules cuyos vaivenes eran de izquierda a derecha por el fuerte viento, frío, que -incluso más allá, en aquellos cerros que apenas dejaban ver su vertical vegetación abundante- viajaba por encima de los cactus, por en medio de los mezquites, rozando la tierra colorada y la blanca, gimiendo con ese grito pintoresco que suele cobijarnos en las más heladas noches de luna llena y cielo desnudo; se distinguían los desgarres nubosos en el cielo, mostrándonos que también en lo alto el viento no dejaba de soplar, de viajar, de acompañarnos un momento, en lo que retomaba su destino y se alejaba de nosotros en medio de la oscuridad y el horizonte.
Hora y media después de salir de Huajuapan, llegamos al pueblo. Ya era de noche, así que el resto del día corrió a cargo de convivencias y encuentros con los nuestros.
La espontaneidad de los días venideros fue tal que solíamos salir a caminar de repente con mis hermanos. Hicimos un par de salidas en las afueras del pueblo, y mientras repentinamente salía por las tardes a hacer cualquier cosa tomé algunas escenas que me parecieron singulares. Con anterioridad he hecho fotos de los mismos puntos, tal vez por eso ahora no sean tantas, pues en parte lo habría considerado algo repetitivo; y el pueblo no ha cambiado mucho entre un año y otro, el cambio se ha venido dando lento, y en aspectos difíciles de fotografiar, sin embargo, aún encuentro belleza en este fabuloso lugar.
Entonces, a manera de recopilatorio, y sin la existencia en sí de una cronología formal, les comparto estas fotografías de mi pueblo, en este reciente viaje 2010. Hay un par o dos de lugares y/o aspectos en específico de los que hablaré posteriormente, pero por ahora les hago la extensión de esta colección comentada -a manera general- de mi estancia:
-Así era el Dólar-. Un perro que vivió hace como 30 años.
Pintoresco autobús como pocos he visto.
La plaza del pueblo. Antes, mayormente se colocaban en el suelo de tierra bajo lonas.
Desayunando un atolito cerca del fogón.
Interior de la iglesia del pueblo.
Orión visto desde casa.
Orión visto desde el atrio de la iglesia.
Torre de la Iglesia.
"El tiliapo". Mi hermano conoció este camión nuevo y sin redilas, recién llevado al pueblo.
Atardecer del último día que estuvimos en el pueblo.
Panorámica de la Iglesia.
Panorámica del Kiosko en el parque del pueblo.
Panorámica de la Escuela Primaria "Hilario C. Salas".
Panorámica de carretera, en medio el desvío hacia el Higo.
Panorámica de Carretera, a la derecha es hacia Tehuacán.
Panorámica del pueblo vista desde un punto del cerrito colorado.
Con gusto, les comparto la galería:
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