:: El árbol del Tule ::

Miércoles 27 de Julio de 2011. El día inició con una rápida y fugaz fuga del hostal directo al desayuno, y ahí en el desayuno con una plática muy interesante que ya les contaré en el siguiente post. De nueva cuenta, minutos antes de las 10:00 a.m. estábamos ya reunidos para el segundo día de tour por las afueras de Oaxaca; en esta ocasión del equipo de viaje del día anterior sólo sobrevivíamos tres personas. Se unieron una pareja de Italia, algunos de Chicago, tres o cuatro de Checoslovaquia y uno que otro francés o algo así, en realidad no reparé mucho en ellos apenas confirmé del primer destino a visitar: El árbol de Santa María del Tule.





O mejor conocido como “El Tule”, este arbolillo de ahuehuete (que significa “Abuelo”) o sabino que impresiona mucho con los datos numéricos que le acompañan: Altura 42m, diámetro de 14m, grosor 58m, volumen 816,829m3, peso 636,107 Tons… Pero que en realidad se hacen a un lado cuando no tienes idea de ello y cuando, pese a saberlo, volteas y deseas mirarlo de frente; no puedes. En serio, literalmente no puedes; debes echar pasos atrás si deseas que quepa en tu campo visual… ¿Y si deseas que quepa en la cámara? Échate a correr entonces que es la forma más práctica de ir calculando el ajuste perfecto en escena. Y a medida que te acercas al árbol (y entras a verlo por la módica suma de $05.00 pesos), pareciera que su tronco se va haciendo cada vez más ancho, pero de una forma descomunal…







Apenitas ha alcanzado los 2,000 años, según especulaciones de los hombres de ciencia; otros más que no niegan su edad dictan que no es lo que parece, que no es un solo árbol, que la mano de la naturaleza hace dos milenios hizo que creciera uno y que talvez sus semillas (o quizá un grupo de ahuehuetes -sabinos- paralelamente) se desarrollaran a su lado y que al ir creciendo y engrosando tuvieron que acercarse tanto al grado de unirse y de esa forma al paso de muchísimos años dar la impresión de ser uno solo. Y no es recientemente famoso, ya en el siglo XVII se tenía conocimiento de su existencia (no es difícil afirmarlo, ¿Quién dejaría pasar desapercibido un árbol como éste?), en aquellos días en que la ciudad de la Antequera (Oaxaca) fuese fundada.







Este árbol se considera, ojo, no el más alto del mundo (como muchos luego creen si no prestan atención); si no el más grueso. Con los años la corteza de su tronco y sus raíces ha ido tomando formas raras que son motivo de diversión y curiosidad para los visitantes; tan así que los guías de sitio (generalmente niños) nos señalan por un precio módico las diversas formas y figuras que se encuentran dentro del árbol; algunas de ellas, déjenme ser sincero, muy difíciles de concebir a los primeros intentos, de manera que quedas un poco confundido y dices: “Ahhh, sí pues… Ahí está…”. Entre algunas formas que recuerdo que puedes encontrar están (al menos no sé si sigan aún): La campana, el oso hormiguero, los tres reyes magos, el delfín entrando al agua, pompas de jirafa, cabeza de león, el mamut ó elefante, la silla de montar, el cocodrilo, el venado, la cabeza de ajo, el pez, la casa de los duendes, y algunas figuras más…


"El elefante"


"La silla de montar"


"El cocodrilo"

Entre las historias que rodean (rodear, algo que sólo 30 personas logran tomadas de la mano) a este árbol de iluminación (eso es lo que significa “Tule”) tenemos la leyenda zapoteca que sostiene que surge de una semilla que fue plantada hace unos 1,400 años por Pechocha, un sacerdote de Ehécatl, dios del viento en la cultura Mesoamericana.


"Cabeza de venado"


"Cabeza de León"

Existe una leyenda asombrosa donde se cuenta que el origen del árbol del Tule se le debe a Condoy, un antiguo héroe, que según la costumbre de los que viven en el pueblo de Santa María del Tule, aún vive en el cerro de Zempoaltepetl, pero nadie lo ha visto.



También hay otra leyenda que cuenta sobre una pareja que se llevó a su casa dos enormes huevos que encontraron en una cueva. Pasados algunos días, del primero salió un niño llamado Condoy y del segundo salió una serpiente de siete cabezas. El niño que salió del huevo creció y se hizo un gran guerrero que anduvo en muchísimos lugares. Los pobladores de Oaxaca le tenían mucho cariño, porque despojaba a los ricos su dinero y ganado, para así ayudar a los que más lo necesitaban. Su escondite favorito era, la parte más alta del cerro de Zempoaltepetl. Ese guerrero era invencible, ya que tenía una enorme fuerza y no existía algo que lo pudiera herir. Por eso, y por su extraordinaria caridad, fue reconocido como el Rey Condoy por los habitantes del pueblo. Después de que fue nombrado Rey, Condoy caminó mucho y decidió descansar en un lugar llamado Tule. Entonces decidió clavar su bastón de 62 kilos en la tierra donde se encontraba y de éste empezó a brotar el árbol más grande del mundo. Según la leyenda, el día que se muera el enorme árbol del Tule, habrá dejado de existir el nunca visto Rey Condoy.





Rodeado por la atención de los turistas, los ojos del mundo, las historias de los lugareños y miles de fotos a lo largo de los años en su haber, el árbol del Tule es un icono representativo de Oaxaca y de México; es de los primeros destinos a pensar cuando se tiene la noción de viajar a Oaxaca. No es la primera vez que he ido, pero sí la primera que cuento sobre ello, y hacerlo me llena de gusto porque es el primero de varios destinos de este segundo tour. Al cabo de una hora bajo la sombra del fastuoso árbol, proseguimos con el paseo a nuestro siguiente destino en el mapa, un lugar en donde la tradición aún vive en su gente y en su trabajo…

Continuará…

Con gusto, les comparto la galería: