:: San Juan Raya: Turritelas ::

Viernes, 01 de enero de 2016. El desvío que marca el camino a San Juan Raya (en la carretera Chazumba – Tehuacán cerca de Zapotitlán Salinas) tiene en la entrada un anuncio que indica el interés de visitarlo; uno puede ver tal anuncio cada vez que va por esa carretera y pensar: “Vaya, sería bueno ir a conocer un poco de este lugar”, lo que hace de decidas un buen día tomar ese desvío y adentrarte por esa terracería durante aproximadamente cuarenta y cinco minutos (si vas en auto) y tener a tus lados el paisaje cactáceo exagerado de la zona. Cactos de diversas especies y todos con un toque blanquizco debido a sabe Dios si por la tierra blanca de estos lares o porque así sea el color de por sí de estos enormes órganos cuyo diseño en su mayoría no es ramificado si no sobre el mismo tronco prolongándose hacia el cielo.

Los paisajes durante el trayecto son mezclas de verdes blanquizcos con azules del cielo y grises intensos de los cerros y sus pieles lejanas, ir hacia San Juan Raya al principio pareció una travesía de nunca acabar tan sólo para ver “unos cuantos fósiles de caracoles y ya”… ¡Pero no! Craso error pensar así… Y es que si desde la entrada hubieran puesto una publicidad que le hiciera justicia a San Juan Raya uno iría un poco más clarificado para saber qué esperar y seguramente mucho más gente se animaría a tomar el desvío; esperemos mejoren este aspecto porque la realidad se voltea rotundamente al llegar al pueblo…

San Juan Raya cuenta con todo un sistema muy bien organizado (en serio, nos sorprendimos de verdad) de turismo local; al inicio te encuentras con un edificio que se encarga de concentrar a los visitantes para ofrecerles 8 diferentes recorridos por las cercanías; hay decenas de guías que deberán acompañarte y dirigirte a tales recorridos sin mencionar el hecho de que hay puestos de artesanía local (llámese bebidas y dulces de frutas de la región como artesanías también locales a base de, entre otras cosas, raíces que crecen en los cactus y los secan) y hasta hoteles con restaurantes para poder pasar ahí el tiempo por si uno quisiera tomar un recorrido de esos que se hacen de madrugada  o en la noche; porque en serio, sí que los hay.







Pero comentaré de eso un poco después, ya que no quisiera arruinar la sorpresa; iré directamente al primer tour que tomamos, cuyo nombre se identifica como “Turritelas”. Las turritelas son básicamente caracoles fósiles (alargados tipo “shutis”), y en este recorrido podrás apreciarlas así como fósiles de almejas, otros tipos de caracoles, esponjas, almejas y una que otra rareza a lo largo del sendero.

Daniel, nuestro guía, nos dirigió en este viaje; nos fue explicando con lujo de números cómo es que hace millones de años aquí fue un lugar de concentración de especies marinas, y que uno de los conjuntos sobrevivientes fue encontrado precisamente en este lugar: Los caracoles. Son millones los que están repartidos a lo largo del trayecto, dejados así tal como fueron encontrados para observarlos en sus condiciones de fósiles. Algunos ejemplares han sido tomados para ser expuestos en el museo, pero los demás ahí siguen, y están protegidos y vigilados para que nadie pueda hurtarlos.

Así como hay fósiles individuales, hay piedras con fósiles incrustados; y una gama interesante de flora que emerge y se destaca también en esta zona de visita: Cactus enormes y zotolines (patas de elefante) que te observan mientras pasas a sus pies. Todo esto da lugar a que los paisajes sean peculiares y sin querer integrarse con los mismos. En el recorrido hay un punto curioso de ver, se trata de un montículo en la roca sobre el cual hay muchos fósiles de conchas y caracoles y también monedas de varias denominaciones y naciones; cuenta la leyenda que una pareja de visitantes arrojó una moneda pidiendo un deseo y se les cumplió; y regresaron para agradecer y volvieron a arrojar monedas; desde entonces la gente viene y pide un deseo mientras se arroja una moneda.

También hay rocas que tienen fósiles de algo como almejas (coquinas) pegadas, y se pueden ver a lo largo del camino de igual manera. El recorrido concluye con la visita a un barranco en el que se hallaron huellas de grandes dinosaurios, dichas huellas destacan a la vista porque están delimitadas con pequeñas piedras blancas, tanto como para notarlas como para protegerlas; aunque con el paso del tiempo las capas del terreno –que es frágil- se han desgastado y poco a poco han ido perdiendo su forma original de huella, pero aún quedan rastros notables, tal es el caso de lo que se observa en la parte final del recorrido: La mitad de una huella bien marcada en una piedra que se encuentra bajo bloques pesados de roca, y que no pueden quitarla porque el levantar tales bloques y jalar la piedra podría representar la fragmentación de ella y por consiguiente la pérdida de la mitad superior de la huella, y quedarse sólo con trozos de un rompecabezas.

Sin duda alguna este recorrido fue el pionero de, ahora, este turístico lugar; pues con esto ha iniciado todo, ya que los otros 7 recorridos se formaron gracias a la iniciativa por explotar este primer atractivo turístico, así que por principio de antigüedad este debía ser el primero en hacerse; además que desde el principio pensamos que sólo esto íbamos a encontrar, pero… ¡Qué equivocados estábamos!



Con gusto, te comparto la galería: