Domingo, 12 de Junio de 2016. No es
que estuviera acordado con anticipación, más bien sólo fue un tema que salió a
colación unos días antes. Sin embargo, en medio de la vorágine que produce ese
cambio de situación en la que uno decide de repente salir, reparé en que apenas
la tarde iba cayendo; lo que supuso que aún quedaba tiempo y luz suficiente
para trasladarse a la playa y poder contemplar y retratar el ocaso, que era de
las primeras enmiendas originalmente.
Nos vimos con Rashteco y Nay para poner
en marcha el paseo express; llegamos a tiempo a Las Escolleras y luego de
caminar sobre arena y rocas dispuestas como sistema de protección anti olas (o
más bien como sendero peatonal para llegar un poco al mar adentro y así poder
pescar), nos asentamos en un buen punto panorámico. Sin embargo, no se habían
considerado algunas condiciones que ocurren ya en este mes: Al ser época de
lluvias hay días nublados y no permiten que el sol se vea cuando se mete en el
horizonte, y hacia el lado contrario tapan el cielo y no dejan que las estrellas
o la vía láctea se puedan ver.
Considero que esta parte de la playa apenas
tiene contaminación lumínica durante las noches, por lo que sería interesante
intentar hacer fotografías de un cielo despejado y sin luna. Pero no se
contaban con las condiciones que esperábamos; sin embargo procuré sacar el
mejor partido de las circunstancias y debo admitir que esta cara de Las Escolleras
me ha gustado mucho: La oscuridad, las nubes, el viento, la brisa, relámpagos y
hasta los interminables piquetes de zancudos propiciaron que se mostrara de
este lugar una ambigua pero bella cara; un rostro frío, oculto y misterioso que antes no había visto…