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miércoles, agosto 29, 2007

:: "Voces" de una Rondalla ::

Tendrá como 3 años quizá que no practicábamos más, y era normal, todos habíamos tomado caminos algo diferentes, ya casi no nos veíamos siquiera para platicar o para saber que estábamos bien. Los años que estuvimos juntos tocando fueron realmente marcadores de mi vida, pasé muchas cosas extraordinarias junto a todos y cada uno de ellos…

Me refiero a mis amigos de la rondalla. Al principio entré a la casa de la cultura para aprender a tocar guitarra, pero lo que yo realmente quería era estar en la rondalla, y eso lo decidí una vez que vi a esos jóvenes, quienes después serían mis amigos, tocando frente a la gente en un escenario en el parque de la ciudad. Practiqué mucho en realidad, cada vez con en deseo de estar a la altura de las circunstancias y por el simple gusto de la guitarra, en fin, logré entrar y los pude conocer.

En la casa de la cultura la rondalla se llamaba “Ecos del Corazón” y con ellos llegué a tocar y a formarme como guitarrista; estuvimos en algunos lugares como San Cristobal, Xalapa, Puebla, Guatemala, Tuxtla Gutiérrez, tocando y conociendo nuevos estilos de rondalla, participando, y sobre todo conviviendo entre todos.

Después poco a poco vino la separación junto con las personas que controlaban esta actividad en la casa de la cultura, pero antes de la desintegración total me llamaron para formar la rondalla “Voces”, integrada por algunos jóvenes que desconocía al principio pero que después llegaron a ser los mejores amigos que había tenido en toda mi vida. Creo que sólo a 3 personas de la Rondalla “Ecos del corazón” nos llamaron para integrarnos a “Voces” ¿Por qué? Nunca lo supe en realidad; pero eso para mí fue todo un privilegio; siempre había visto y escuchado sobre ellos pero nunca me había imaginado que podría tener la oportunidad de tocar con ellos.

Con ellos la conexión fue más que trascendental, realmente llegaron a ser tan importantes en mi vida que los sentía como una familia, aunque en realidad eso siempre habíamos sido. Como suele pasar, el tiempo hizo su trabajo y poco a poco, a medida que cada uno iba buscando sus intereses personales y sus éxitos en la vida, nos fuimos separando escalonadamente; unos se casaron, otros se fueron a otros lugares, otros simplemente les absorbía ya el trabajo o no tenían ya tiempo para encontrarse y tocar unas buenas canciones con los demás. Todos dejamos de repente a un lado todo eso, y aún no entiendo por qué lo hice yo.

Pasaron meses y meses, y manteníamos poco contacto, pero en lo personal siempre me preguntaba qué estarían haciendo, tratando de recordar cada detalle de aquellos tiempos en que lo único que me importaba era la música…

Con ellos obtuve mucho, y lo recuerdo con cariño, y ahora, precisamente el sábado pasado, pude ver a algunos de ellos. Carlos Enrique quiso que hubiera ensayo, llegamos algunos pero no todos, espero verlos dentro de 3 días, el próximo sábado, así volveremos a tocar aunque ya no seamos los mismo que antes, porque ahora parece que hay más integrantes en consideración. Tan sólo el verlos de nuevo me hace sentir como en aquellos días, aunque ya estoy algo oxidado; no importa, mientras siga tocando con ellos, creo que eso es lo de menos…

Quisiera contar tantas cosas que viví con ellos; las cosas chuscas, las bromas, las tonterías, los pleitos, las carencias, las desilusiones, los momentos difíciles, los extraordinarios, los ensayos, aquellos inolvidables ensayos… Tal vez escriba sobre ellos algún día...




























































































































domingo, agosto 05, 2007

:: Domingo tranquilo ::

Ciertos días (ya lo he comentado antes) no puedo evitar observar hacia el lado norte de la ciudad, allá en donde está el volcán y la gran fila de relieve fronteriza. No sé qué tendrá, pero desde aproximadamente mis nueve años de edad, que fue la edad en que recuerdo se construyó el techo de loza en sustitución a la lámina que ha venido siendo muy típica por estos lugares del país; siempre he gustado de subirme a la parte más alta de la casa para ver hacia allá; y es que los paisajes que puedo apreciar son de los más bellos que uno pudiera conseguir estando dentro de la ciudad. He visto varios y les he tomado fotografías; aunque ya mi cámara al parecer no está funcional del todo porque la pantalla en la cual se ve la imagen que se está tomando, los menús, el estado de la pila y la información general de la cámara, ya no sirve; y es que la verdad creo que se llevó un golpe lo suficientemente fuerte para dañarla. Por otra parte, la cámara ya había estado presentando otro tipo de problemas, como la captura opaca cuando quería tomar una foto haciendo un zoom; en fin, ya estoy viendo la posibilidad de adquirir otra; y creo que será mucho mejor que mi clásica Kodak EasyShare (pero bueno, luego hablaré de ello).

Y esta entrada no es más que para mostrar las fotos de estos paisajes; es muy probable que ponga muchas fotos de nubes cerca de la montaña y cosas así (y la mayoría se parecerán), es lo más que puede uno encontrar en este lugar si se mantiene dentro de la ciudad; y aún así, hay ocasiones en que los atardeceres o los amaneceres deslumbran con su majestuosidad, y para ello siempre es bueno tener una cámara al alcance.






















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