Sábado, 17 de
Septiembre de 2016. Afortunadamente hizo buen día después de unos cuantos de
lluvia, viento y rayos; por lo que el plan seguía en pie: Ir de pesca. No nos habíamos
reunido (Rashteco, Sai, Luis, yo) para hacer algo así, de manera que la
experiencia estaba abierta a lo que pudiera pasar. Equipados ellos con cañas de
pescar formales mientras que Rashteco y yo
con improvisaciones caseras, estábamos listos para que al momento de llegar buscáramos el lugar
idóneo.
La primera
opción fue en la escollera del puerto "San Benito", lugar
caracterizado por su bravo mar y las olas intensas cuando la marea
está alta; y en serio que es bravo, y esto adicionado a las piedras con las que
las olas chocan, permite muy poco llevar a cabo una pesca tranquila. Algunos
pescadores más experimentados que nosotros lograban sacar varios peces; y en
éstos habían unos del tamaño de dos palmas juntas de la mano y muy pocos más de
buen tamaño y peso. Ignoro la especie de pescados que lograban atrapar; al
único que pude identificar fue al pez "sapo" -un tipo de pez globo-; ya que varios ejemplares se encontraban tirados al paso (no es un pez que se desee pescar, por ser globo).
Por fin, luego
de pescar nada y perder varios anzuelos y plomos atorados entre las enormes y
filosas piedras, decidimos que necesitábamos un lugar más tranquilo para
saborear de esta actividad tan relajante; un lugar donde no hubiera salpicadas enormes por espontáneas
olas, y de ser posible, donde no hubiera formas para que se atorara el hilo y
eso significara la pérdida del anzuelo y su plomo.
Así pues,
fuimos al muelle de "Las escolleras" y disfrutando de los último minutos de luz de día
iniciamos la pesca tranquila y serena, casi solitaria. La noche cayó y el cielo
se nublo a la mitad, permitió observar la vía láctea unos cuantos minutos, daba
la impresión que todo ya se iba a dormir pero aún así se sentía que había algunos
peces rondando cerca... Admito que deseaba regresar por la cámara y captar
ese cielo estrellado, mismo que hace un par de horas nos regalaba uno de los
ocasos más hermosos que pudiera haber presenciado desde la carretera cerca de la
construcción del malecón (y al cual tampoco le tomé una sola fotografía debido
a que iba manejando) pero quizás fue mejor así, sellado solamente en la memoria
y el recuerdo.
Y ello debido
a que al salir de San Benito decidí guardar mi equipo para dedicarme de lleno a
pescar, pues al haber hecho ambas cosas seguramente no me habría podido enfocar
en ninguna de las dos. Luego de varios intentos, las técnicas rindieron sus muy
jugosos frutos. Marcador final: Sai: 2, Rash: 1, Luis: Quizá un carrete menos,
y yo: Bueno... por lo menos tomé fotografías de San Benito...
Pero eso sí, ya pedí la revancha...
Pero eso sí, ya pedí la revancha...