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lunes, mayo 19, 2014

:: Hacia la cueva de Doña Bernarda ::



Lunes, 30 de diciembre del 2013… Al salir de la cantera de ónix continué mi camino rumbo al interior del pueblo, pasando por la entrada carretera que ya localmente se le conoce como corredor artesanal de San Antonio Texcala, pues es en donde mayormente se encuentran establecidos los talleres y las tiendas de artesanías del lugar.





El calor se dejaba caer en las últimas intenciones de despedir el año, diversos tradicionales muñecos de año viejo habían sido ya colocados con pocos días de antelación como insinuación al ciclo que concluía y al que había de iniciar; mis pasos eran firmes y seguros, pues gracias a los letreros y a la orientación de las personas a las que pregunté (básicamente comerciantes de ónix) pude darme cuenta que San Antonio Texcala aún seguía resguardando sitios de interés.




Entre referencias a templos e iglesias, parajes, talleres, reservas de la biósfera y manantiales; se encuentran las que te describen cuevas que han servido o sirvieron como viviendas hace varios años, tal es el caso (entre muchos ejemplos) de la Cueva de Doña Bernarda, cuya existencia para nosotros los fuereños se esconde tras la tradicional difusión oral del pueblo que amablemente te indica por dónde ir si es que quieres visitarla.





No me tomó mucho tiempo dar con el lugar, tan sólo subí una calle inclinada y pude hallar el sitio, pero no estaba abierto; pregunté con la dueña de la casa que yace en la parte superior de la cueva, y aunque me mandó a otra casa para solicitar acceso, no pude hallar a Doña Rosa (quien posee la llave que abre las puertas para poder entrar y conocer la cueva); así que mi apreciación fue puramente desde afuera pero me bastó para confirmar que efectivamente cuando te dicen “cueva” no es simplemente en sentido figurado, si no que en realidad se trata de una cueva que antes servía como vivienda. Y aunque sí tenía síntomas de estar un poco descuidada, eso no aminoraba ni una pizca mi curiosidad.






Al parecer es común encontrar este tipo de rastros por las zonas donde abundan las canteras y los cerros con estructura firme y sólida capaces de proporcionar seguridad a quienes tienen el coraje de habitarles y adecuarles como una casa; no parece algo extraño una vez que recuerdas que en otras partes del país, inclusive, aún hay personas cuya casa está en el interior de una cueva. Es algo sorprendente, y aunque en esta ocasión no pude conocerle por dentro, estoy seguro que para la próxima vez podré hacerlo y conocer aún más de la historia que encierra este atractivo local porque sinceramente, me quedaron muchísimas preguntas en la mente.





Era tiempo de seguir, aminoré la sed con una botella de agua y me encaminé a una parada de autobuses a orilla de carretera a esperar alguno que me llevara camino de regreso, el día aún gozaba de muy buena luz para caminar y para detenerme en algún punto de interés que pudiera encontrar. Para mi gran fortuna, tomé un autobús de manera inmediata y no pasó ni veinte minutos cuando pedí parada y bajé emocionado en un lugar llamado Las Ventas...



Con gusto, te comparto la galería:
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