Viernes, 24 de Marzo de 2017. El reflejo
solar en forma de abanico invertido se abría y cerraba continuamente en el
cuerpo de la marea, juguetona; saludando quizá o despidiéndose, mientras la
arena ya no forcejeaba con los pies pues ahora estaba fresca, como brisa sólida
arraigada al suelo; y el Sol ya no más lastimaba al verle directamente, por fin
cedía un rato, quizá su vanidad mostrada durante del día sucumbió un poco y se dejó
ver desnudo apenas unos minutos antes de partir...
Me gustan los atardeceres, y me aterra
y emociona pensar en calcular la cantidad de diferentes atardeceres que han
existido (y que han sido vistos por alguien, si no, sería un tremendo caos):
Imagina las progresivas caras que tiene en un día, multiplicado por cada lugar
desde donde pueda ser observado, y a su vez por la manera en que cada persona
pueda interpretarlo, y nuevamente por 365 para tener un aproximado hipotético
al año, y esto por 200,000 años que es, según, el tiempo de antigüedad del Homo
Sapiens...
Y quizá obtengamos una cifra o algo y pueda escribirse sobre el papel... Pero me da flojera hacer la operación porque hay otra variables que no he visto aún relacionadas a este ejercicio... Mejor sigo deleitándome con estos hermosos paisajes, porque si algo es bien sabido, es: Que el tiempo no se detiene...
A menos, quizás, que lo atrapes en una fotografía...
Y quizá obtengamos una cifra o algo y pueda escribirse sobre el papel... Pero me da flojera hacer la operación porque hay otra variables que no he visto aún relacionadas a este ejercicio... Mejor sigo deleitándome con estos hermosos paisajes, porque si algo es bien sabido, es: Que el tiempo no se detiene...
A menos, quizás, que lo atrapes en una fotografía...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario